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Oct 30, 2025

18 errores en el cuidado del cabello que empeoran la caída del cabello (y cómo solucionarlos)

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Puede que estés haciendo todo “bien” para tu cabello —usando un buen champú, acondicionándolo profundamente según lo programado y siguiendo tu rutina—, pero esas mismas buenas intenciones podrían estar haciendo más daño del que crees.

Y la verdad es que no se trata solo de lo que haces mal , sino también de lo que dejas de hacer. Los pequeños hábitos que pasas por alto (o que ignoras por completo) pueden debilitar silenciosamente tu cabello y frenar su crecimiento con el tiempo.

En este artículo, te explicaré 18 errores comunes en el cuidado del cabello que empeoran la caída del cabello y, lo que es más importante, cómo solucionarlos para que puedas detener el daño, reconstruir tu rutina y finalmente comenzar a tener un cabello más fuerte y saludable nuevamente.

1. Descuidar el cuidado del cuero cabelludo

La mayoría de las personas se centran únicamente en el cabello sin darse cuenta de que el folículo se encuentra debajo del cuero cabelludo. Y cuando se descuida el cuero cabelludo, pueden aparecer problemas como caspa, picazón, descamación, folículos obstruidos e incluso inflamación.

Con el tiempo, esto obstruye el suministro de nutrientes a los folículos, ralentizando el crecimiento y provocando la caída prematura del cabello.

En resumen, los buenos hábitos de cuidado del cuero cabelludo son la base de un cabello sano. Esto es lo que debes empezar a hacer hoy mismo:

  • Utiliza aceites nutritivos. Los aceites ayudan a hidratar el cuero cabelludo y a reducir la descamación, creando un entorno más saludable para el crecimiento del cabello. Personalmente, me encanta usar aceite de batana infusionado con romero , aunque los clásicos aceite de coco, ricino y menta también funcionan de maravilla.

  • Masajea tu cuero cabelludo con regularidad. Con solo 2 a 5 minutos al día se puede estimular el flujo sanguíneo, lo que ayuda a llevar oxígeno y nutrientes a los folículos. Si lo combinas con aceites capilares, obtendrás el doble de beneficios.

  • No ignores las señales de problemas en el cuero cabelludo. Picazón, caspa persistente o sensibilidad al cepillarse son señales que no debes ignorar. Pueden indicar acumulación de residuos, hongos o irritación que requiere atención.

2. Lavado excesivo (o lavado insuficiente)

El lavado excesivo elimina el sebo natural del cuero cabelludo, dejándolo seco, irritado y más propenso a la inflamación. Es especialmente perjudicial si se utilizan champús con sulfatos o agua caliente.

El lavado de la ropa interior no es mejor. Deja los folículos obstruidos con sudor, suciedad y células muertas de la piel, alterando el equilibrio microbiano y, en algunos casos, incluso provocando dermatitis seborreica, una afección inflamatoria fuertemente relacionada con la caída del cabello.

¿Cuál es entonces el equilibrio adecuado?

  • Adapta tu rutina de lavado a tu tipo de cabello y estilo de vida. Si tienes el cuero cabelludo graso o sudas con frecuencia, lavarlo de 3 a 4 veces por semana puede ser ideal. Para cueros cabelludos secos o cabello rizado o con textura, con lavarlo de 1 a 2 veces por semana es suficiente. En definitiva, lo mejor es escuchar a tu cuero cabelludo.

  • Usa un champú suave y sin sulfatos. Busca opciones que limpien sin resecar, sobre todo si te lavas el pelo con frecuencia. Alterna con un champú clarificante cada pocas semanas para revitalizar tu cuero cabelludo.

  • Evita o reduce al mínimo las duchas calientes. Usa agua tibia y termina con un enjuague frío para ayudar a sellar la cutícula.

3. Cepillado excesivo

Claro, cepillarse el cabello ayuda a distribuir los aceites naturales, desenredarlo y darle un poco de brillo. Pero eso no significa que tengas que tratarlo como un entrenamiento con cien repeticiones.

Cada roce que tira de las puntas secas o las raíces sensibles crea microdaños, que con el tiempo pueden provocar un adelgazamiento del cabello en las zonas más vulnerables, especialmente alrededor de la línea del cabello o la coronilla.

Esto es lo que debes hacer:

  • Cepilla tu cabello una o dos veces al día como máximo. Con eso basta para mantenerlo ordenado y favorecer la distribución de los aceites naturales. Cepillarlo más de una vez solo genera fricción innecesaria.

  • Utiliza la herramienta adecuada para peinarte. Un peine de dientes anchos para el cabello mojado, un cepillo de cerdas suaves o un cepillo plano para el cabello seco. Evita los cepillos con cerdas metálicas o de plástico ásperas que puedan arañar el cuero cabelludo.

  • Empieza por las puntas, no por las raíces. Ve subiendo por secciones, desenredando suavemente a medida que avanzas.

4. Omitir el acondicionador

¿Quién necesita acondicionador si ya tenemos champú para limpiar el cabello? Bueno, todos lo necesitamos. La verdad es que el champú abre la cutícula, mientras que el acondicionador la sella.

Sin ese proceso de sellado, las hebras quedan expuestas, lo que las hace más vulnerables a la rotura, el encrespamiento y la pérdida de humedad.

Además, el acondicionador también juega un papel importante en la reducción de la fricción, evitando que el cabello se enganche o se tire de la raíz cada vez que se cepilla o se seca con una toalla.

Aquí te explicamos cómo hacerlo bien:

  • Aplica el acondicionador de medios a puntas. Las puntas son la parte más vieja y seca del cabello, por lo que necesitan mayor atención. Evita las raíces, a menos que el producto indique específicamente que es ligero o seguro para el cuero cabelludo.

  • Déjelo reposar un minuto o dos. Eso da tiempo a que los ingredientes se absorban y recubran la cutícula correctamente.

  • Enjuaga con agua fría. Esto ayuda a sellar la cutícula y deja el cabello más suave y brillante.

5. Cepillar el cabello mojado

El cabello mojado es su punto más débil. Al saturarse de agua, el tallo se hincha y la cutícula se levanta, lo que hace que cada hebra sea más vulnerable a estirarse, romperse o partirse incluso con una mínima tensión.

Así que, al pasar un cepillo por el cabello mojado, no solo lo desenredas, sino que también le provocas una tensión mecánica que puede causar rotura y, a largo plazo, debilitamiento del cabello.

Si necesitas cepillarte el cabello mojado, usa siempre un peine de dientes anchos, no un cepillo. Aplicar un acondicionador sin enjuague o un spray desenredante también facilita el deslizamiento del peine.

6. Usar productos capilares agresivos

Muchas personas usan productos con aromas increíbles o que prometen milagros, pero tras su elegante envase pueden esconderse fórmulas agresivas que causan daños a largo plazo. Esto incluye:

  • Sulfatos (como el lauril sulfato de sodio o SLS) en los champús

  • Parabenos y conservantes liberadores de formaldehído en tratamientos capilares

  • Fórmulas con alto contenido de alcohol en aerosoles, mousses o geles

  • Fragancias sintéticas que a menudo actúan como irritantes, especialmente en cueros cabelludos sensibles.

Estos ingredientes eliminan los aceites naturales del cuero cabelludo, alteran el equilibrio del pH y degradan la cutícula del cabello, todo lo cual debilita la fibra capilar y la hace propensa a la rotura.

Dicho esto, asegúrese de que los productos que elija en el estante no contengan estos ingredientes o lleven etiquetas que indiquen "sin" (como sin sulfatos o sin alcohol).

Los productos con alternativas nutritivas como el romero, el aloe vera o la manzanilla son una opción aún mejor por sus beneficios adicionales calmantes y fortalecedores.

Y una última cosa. A veces, que un producto sea "agresivo" simplemente significa que tu cuero cabelludo no tolera bien la fórmula. Así que si un producto te produce ardor, picazón o tirantez, es hora de desecharlo.

7. Usar demasiados productos para el cabello a la vez

Cuando tienes un mal día con tu cabello, lo peor que puedes hacer es agarrar todo lo que tengas a mano y aplicártelo todo de golpe. Esto solo crea una acumulación que puede obstruir los folículos y desequilibrar el cuero cabelludo, lo que a la larga provoca caída del cabello o incluso pérdida capilar.

En lugar de eso, cíñete a lo que tu cabello realmente necesita. Un acondicionador sin enjuague, un aceite nutritivo y un producto de peinado suelen ser suficientes. No necesitas usarlo todo a la vez.

También puedes alternar entre tratamientos hidratantes y tratamientos a base de proteínas según lo que tu cabello necesite esa semana.

Finalmente, una o dos veces al mes, utilice un champú clarificante suave para revitalizar el cuero cabelludo y eliminar la acumulación de productos de peinado y aceites.

8. Exceso de calor al peinar

Las herramientas de peinado con calor, como planchas, rizadores y secadores, son imprescindibles cuando tenemos prisa o intentamos arreglar un mal día de pelo.

Sin embargo, el exceso de calor puede causar daños graves con el tiempo. Las altas temperaturas rompen los enlaces de hidrógeno que dan forma a la estructura del cabello, eliminando la hidratación natural tanto de la hebra como de la cutícula. ¿El resultado? Un cabello quebradizo, opaco y con puntas abiertas que se rompe con mayor facilidad.

Dicho esto, la clave está en la moderación. En la medida de lo posible, reserva el uso de herramientas de calor para ocasiones especiales. Utiliza siempre un protector térmico para minimizar el daño y baja la temperatura, idealmente por debajo de 150 °C (300 °F), sobre todo si tienes el cabello fino o teñido.

9. Usar peinados ajustados durante períodos prolongados

Desde la coleta altísima de Ariana Grande hasta los elegantes moños de Kim Kardashian o las llamativas trenzas africanas de Okoye, de Black Panther, los peinados tirantes pueden lucir poderosos y sofisticados, pero si se usan con demasiada frecuencia o durante mucho tiempo, pueden causar daños reales en el cabello.

Los peinados que generan tensión, como los mencionados, tiran del cabello desde la línea de nacimiento hasta la raíz, creando una tensión mecánica constante. Esta tracción continua puede dañar el folículo y provocar un tipo de caída del cabello llamada alopecia por tracción .

A menudo comienza como un adelgazamiento del cabello en las sienes o la nuca, y puede volverse permanente si el folículo queda cicatrizado.

Aquí te mostramos cómo lucir tus estilos favoritos sin las consecuencias:

  • Afloja el agarre. Opta por moños más suaves, coletas bajas y trenzas delicadamente sujetas. Cualquier peinado con poca tensión funciona.

  • Varía tus peinados. Deja descansar tu cuero cabelludo y tus folículos optando por peinados más sueltos entre medias.

  • Ten cuidado con la línea del cabello en la zona de nacimiento. Es la parte más vulnerable a los tirones. Aplica aceites nutritivos como el de batana o ricino para mantenerla hidratada y resistente.

10. Tratamientos químicos excesivos

Ya sea para teñir, alisar, hacer la permanente, decolorar o alisar el cabello, los tratamientos químicos prometen transformaciones espectaculares que nos hacen sentir renovadas, seguras y bellas.

Sin embargo, los tratamientos químicos rompen los enlaces proteicos del cabello (especialmente la queratina) para remodelar o cambiar el color de la hebra. Esto, en sí mismo, ya es técnicamente dañino, pero la superposición de tratamientos agrava el daño químico y puede provocar rotura y caída graves.

Para proteger tu cabello sin renunciar a tu look favorito:

  • Deja tiempo entre tratamientos químicos. Si te acabas de decolorar el cabello, espera al menos de 8 a 10 semanas antes de aplicarte otro tratamiento químico. Dale tiempo a tu cabello para que se recupere.

  • Evita la superposición de productos químicos. Nunca apliques un alisador sobre cabello recién teñido ni decolorantes sobre cabello recién permanentado. Estas combinaciones son de alto riesgo.

  • Utiliza tratamientos reparadores de enlaces. Incorpora mascarillas de proteínas y fórmulas reparadoras de enlaces a tu rutina semanal.

  • Consulta con tu estilista sobre alternativas suaves. Existen tintes sin amoníaco, reveladores de bajo volumen y fórmulas con proteínas. No dudes en preguntar.

11. Secado agresivo con toalla

Sales de la ducha, te envuelves la toalla en la cabeza y empiezas a frotar como si estuvieras fregando una encimera. Todos lo hemos hecho, a menudo sin darnos cuenta del daño que esto causa silenciosamente a nuestro cabello.

Cuando el cabello está mojado, se hincha con el agua y es más elástico. Frotarlo con una toalla de baño común crea fricción que levanta la cutícula, provoca encrespamiento y quiebra las hebras debilitadas.

Esto es lo que debes hacer en su lugar:

  • Seca con toques suaves, sin frotar. Usa una toalla de microfibra o una camiseta de algodón suave para absorber el exceso de agua con delicadeza. Absorbe la humedad sin necesidad de frotar.

  • Envuélvelo con suavidad. Si te gusta envolver tu cabello después de la ducha, evita apretarlo demasiado en la coronilla. Déjalo suelto.

  • Deja que tu cabello se seque al aire siempre que sea posible, sobre todo si no tienes prisa. Esto minimiza los daños causados ​​por el calor y la fricción.

12. Uso excesivo de champú seco

El champú en seco es ideal para refrescar las raíces grasas, especialmente en las mañanas en las que estás más ocupada de lo habitual.

Pero a pesar de ahorrar tiempo, usarlo con demasiada frecuencia —casi como si sustituyera el lavado— resulta más perjudicial que beneficioso. Puede acumularse, obstruir los poros y crear un ambiente poco propicio para el crecimiento saludable del cabello.

Dicho esto, ten en cuenta lo siguiente:

  • Utilice el champú seco con moderación. Una o dos veces por semana es suficiente. Su objetivo es ahorrarte tiempo, no reemplazar el champú.

  • Limpia tu cabello semanalmente. Si usas productos de peinado con regularidad, incluido el champú en seco, utiliza un champú clarificante suave para eliminar la acumulación de residuos.

  • Lava bien tu cuero cabelludo. Nada supera al agua y a un buen champú sin sulfatos para limpiar a fondo las raíces.

13. Hábitos alimenticios poco saludables

Cuando pensamos en el cuidado del cabello, solemos imaginar champús, sérums, mascarillas y otros tratamientos tópicos. Lo que rara vez se nos ocurre es que la alimentación juega un papel igual de importante, o incluso más.

Cuando la alimentación es deficiente, el cuerpo prioriza los nutrientes a los órganos vitales, dejando el cabello —considerado no esencial— en último lugar. Es entonces cuando se empieza a notar que se debilita, se cae y crece más lentamente.

Algunos hábitos alimenticios o dietas que conviene evitar son:

  • Dietas extremas: Las dietas para bajar de peso rápidamente reducen drásticamente las calorías y los nutrientes, lo que somete al cuerpo a un estado de estrés. Esto puede provocar que más folículos entren en la fase telógena (de reposo), lo que conlleva una caída notable del cabello en pocas semanas.

  • Dietas ricas en azúcar: El consumo constante de dulces procesados, refrescos y carbohidratos refinados provoca picos de insulina e inflamación. Con el tiempo, esto debilita los folículos, interrumpe los ciclos de crecimiento y hace que el cabello sea más propenso a la rotura .

  • Dietas restrictivas (como la cetogénica o el veganismo, cuando no se planifican adecuadamente): Eliminar grupos enteros de alimentos sin sustitutos adecuados puede provocar deficiencias de proteínas, hierro o vitaminas del complejo B, todos ellos esenciales para un cabello fuerte y sano.

En ese sentido, aquí tienes algunos consejos para favorecer un crecimiento sano del cabello a través de la dieta:

  • Sigue una dieta equilibrada basada en alimentos integrales. Prioriza las proteínas (huevos, pollo, lentejas), los alimentos ricos en hierro (verduras de hoja verde, carne de res) y las grasas saludables (aguacates, frutos secos, salmón).

  • Hidrata bien el cabello. Los folículos pilosos necesitan agua para mantenerse tersos y funcionar correctamente. La deshidratación hace que el cabello se vuelva quebradizo y sin vida.

  • Consulte a un médico o nutricionista. Especialmente si sigue una dieta restrictiva, la orientación profesional puede ayudar a identificar deficiencias y determinar si necesita suplementos.

14. Ignorar el estrés

El estrés eleva los niveles de cortisol en el cuerpo, y cuando el cortisol permanece elevado durante períodos prolongados, puede empujar más folículos a la fase telógena del ciclo de crecimiento del cabello, lo que lleva a su caída.

Peor aún, el estrés crónico puede contribuir a la inflamación, alterar el equilibrio hormonal y debilitar la barrera del cuero cabelludo, haciendo que los folículos sean más vulnerables al daño.

A continuación, te presentamos prácticas sencillas que puedes realizar y que han demostrado reducir el estrés:

  • Crea una rutina para aliviar el estrés. La meditación, escribir un diario, la respiración profunda e incluso los simples paseos pueden ayudarte a restablecer el equilibrio de tu sistema nervioso.

  • Dormir bien. Intenta dormir entre 7 y 8 horas de sueño reparador cada noche para que tu cuerpo pueda repararse y regular las hormonas.

  • Mueve tu cuerpo. La actividad física regular ayuda a reducir el cortisol y aumenta el flujo sanguíneo al cuero cabelludo.

15. Omitir los recortes regulares

Si te estás dejando crecer el pelo, saltarte los cortes puede parecer lo más lógico. Pero aquí está la ironía: evitar las tijeras durante demasiado tiempo puede, a la larga, frenar el crecimiento.

A medida que el cabello crece, las puntas se debilitan naturalmente y se vuelven más propensas a abrirse. Si no se controlan las puntas abiertas, estas se extienden a lo largo del cabello, dañando el resto y provocando roturas en la parte superior.

Así que, en lugar de ganar centímetros, terminas perdiendo más por la rotura del cabello a media melena que lo que habrías perdido con un simple corte.

Aquí te explicamos cómo proteger el largo al recortar:

  • Sigue un calendario. Para la mayoría de las personas, recortar el pelo cada 2 o 3 meses mantiene los daños bajo control sin comprometer la longitud deseada.

  • Pide un despunte. Si te preocupa perder centímetros, pídele a tu estilista un microdespunte, lo suficiente para eliminar las puntas abiertas.

  • Considera peinados de bajo mantenimiento . Un corte de pelo que requiere menos manipulación diaria significa menos daños, menos enredos y mayor retención del largo con el tiempo.

16. Dormir sobre fundas de almohada de algodón

El algodón es absorbente y tiene textura. Cuando el cabello roza contra él noche tras noche, la cutícula exterior se levanta y se debilita, lo que provoca sequedad, encrespamiento y rotura.

Este daño es especialmente notable en quienes tienen cabello rizado, ondulado o tratado químicamente, donde la retención de humedad ya es una lucha constante.

Esto es lo que hay que hacer:

  • Utiliza fundas de almohada de seda o satén. Estos materiales son suaves, lo que permite que tu cabello se deslice sobre la superficie sin enredarse ni resecarse.

  • Recoge tu cabello por la noche. Si no puedes cambiar de funda de almohada, usa un gorro o pañuelo de satén o seda para protegerlo.

  • Hidrata tu piel antes de acostarte. Aplica ligeramente un aceite nutritivo o un acondicionador sin aclarado antes de dormir para ayudar a retener la hidratación y minimizar la sequedad nocturna.

17. No usar protección solar

La exposición prolongada al sol debilita la integridad estructural de la cutícula, decolora el cabello, lo reseca y contribuye al estrés oxidativo en el cuero cabelludo.

Con el tiempo, esto provoca una textura áspera, falta de brillo y, en algunos casos, un aumento de la caída del cabello.

Aquí te explicamos cómo proteger tu cabello del sol:

  • Utiliza productos capilares con protección UV. Busca sprays o sérums sin aclarado que ofrezcan protección SPF tanto para el cuero cabelludo como para el cabello.

  • Use sombrero. Un sombrero de ala ancha o una gorra con protección UPF ofrecen protección física, especialmente durante las horas de mayor intensidad solar.

  • Hidrata tu piel regularmente. Aceites como el de batana, argán o coco forman una barrera contra los factores ambientales estresantes y retienen la hidratación.

18. Omitir la protección antes y después de nadar

Durante las sesiones de natación, el cloro y el agua salada eliminan los aceites naturales del cabello, deshidratan el tallo y degradan la cutícula protectora.

El cloro, en particular, es un oxidante químico. Levanta la capa exterior del cabello y reacciona con las proteínas de queratina del interior, lo que hace que el cabello se sienta seco, quebradizo y propenso a la rotura.

Así que, tanto si vas a la playa como si nadas en la piscina (sobre todo en verano ), no olvides estas prácticas de cuidado del cabello antes y después de nadar:

  • Enjuagar previamente con agua fresca. Mojarte el pelo antes de meterte en el agua reduce la probabilidad de que absorba agua clorada o salada.

  • Aplica una capa protectora. Cubre tu cabello con un acondicionador sin enjuague o un aceite ligero como el de batana o de coco. Esto actúa como barrera y ralentiza la absorción de químicos.

  • Usa un gorro de natación. Sobre todo si nadas con regularidad, es la forma más fácil de proteger tu cabello de la exposición directa al sol.

  • Enjuaga y limpia inmediatamente después. Usa un champú suave sin sulfatos, seguido de un acondicionador hidratante. Si es necesario, usa un champú para nadadores una vez por semana para eliminar la acumulación de minerales y cloro.

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